viernes, 8 de mayo de 2015

Historia de Catania


Catania fue fundada en el siglo VIII a.C por colonos griegos de Calcis de Eubea conducidos por Evarco, por el volcán, la ciudad fue posteriormente conocida como Catana. La fecha de su fundación puede situarse en torno al año 729 a. C.
En 476 a.C. fue ocupada por Hieron I de Siracusa, que llevó nuevos habitantes y le dio el nombre de Etna.


Para fundar Etna, Hierón expulsó primero a los catanos originarios y los trasladó a  Leontinos; a continuación estableció en su lugar a sus propios colonos, 5000 siracusanos y 5000 peloponesios y finalmente cambió el nombre de Catana por el de Etna.

A la muerte de Hierón y la expulsión de Trasíbulo, los antiguos habitantes y los sículos dirigidos por el rey Ducetio expulsaron a los habitantes de esta Etna fundada por Hierón, y fueron a habitar una ciudad del macizo del Etna, Inesa, a la que dieron el nombre de Etna (461 a.C). Dos ciudades, por tanto, han tenido el nombre de Etna: Catania y después Inesa. Etna-Inesa se sitúa entre Catania y Centoripa, al norte de la actual Paternó. En tiempos de Diodoro Sículo era ésta la que se conocía como Etna.

Durante la expedición de Atenas a la isla, la ciudad rehusó recibir a la flota ateniense, pero finalmente fueron forzados a una alianza con los expedicionarios y la ciudad se convirtió en el cuartel general de la flota y la base contra Siracusa. No se sabe qué pasó tras la derrota de los atenienses, pero en 403 a.C, fue ocupada por dionisio I de Siracusa que vendió a los habitantes como esclavos y saqueó Catania, donde estableció a sus mercenarios de Campania. Los mercenarios abandonaron la ciudad el 396 a.C y se retiraron a Etna, ante la llegada de un ejército cartaginés dirigido por Himilcón y Magón. Los cartagineses derrotaron a Leptines, hermano de Dionisio, en una gran batalla naval delante de la ciudad, que fue ocupada por los cartagineses.

Después desapareció por un tiempo de la historia, aunque subsistió como ciudad. Calipo, el asesino de Dión, expulsado de Siracusa, tuvo durante un tiempo la posesión de Catania, y cuando Timoleón desembarcó en Sicilia, encontró la ciudad en manos de un déspota llamado Mamercos, que se alió con el general corintio, pero después se pasó a los cartagineses, por lo cual Timoleón, lo atacó y lo derrocó. Fue entonces ciudad independiente y en tiempos de Agatocles osciló entre éste y Cartago.

Cuando Pirro de Epiro desembarcó en Sicilia fue la primera ciudad que le abrió las puertas.
En la Primera Guerra Púnica fue sometida rápidamente por Roma el 263 a.C. al ser ocupada per Valerio Mesala. No fue foederata civitas como las vecinas Tauromenium y Mesina, pero fue aliada de Roma y conservó las instituciones municipales; el magistrado principal llevaba el título de Proágoros. El nombre bajo dominio romano fue Catana o Catina.

El 121 a.C. la erupción del Etna la afectó seriamente y quedó libre de tasas durante dos años. Fue saqueada por Sexto Pompeyo y recibió después una colonia romana bajo César Augusto.
Después de las ocupaciones de los bárbaros fue recuperada el 535 por el general bizantino Belisario.

Durante el periodo bizantino, una capilla es construida en el conjunto de la Capella Bonajuto

Más tarde pasó a ser controlada por los árabes y a los normandos, en 1071, fue ocupada por los normandos, siguiendo la suerte del resto de Sicilia.
Fue construido el Duomo (catedral) en los siglos XI y XII.

Fue considerablemente destruida por terremotos del 4 de febrero de 1169 y 1693 y por los flujos de lava que corrieron sobre y alrededor de ella hasta el mar.
El emperador Federico II Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y rey de Sicilia, hizo construir el Castello Ursino entre 1239 y 1250.

En 1282 pasó a depender de la corona de Aragón y fue la residencia favorita de los reyes y en el sigo XIV sede del parlamento siciliano. En 1392 fue el teatro de una revuelta antiaragonesa de dos años, pero después fue considerada protectora de todos los aragoneses.

La ciudad sufrió las destrucciones de la guerra de las Vísperas sicilianas en 1282. A partir de 1282, bajo la influencia aragonesa, Catania pasó a ser la capital del Reino de Sicilia.
En los siglos XVI y XVII sufrió las erupciones del Etna y en 1693 un terremoto.

Carondas, el legislador, fue nativo de la ciudad; el poeta Estesícoro vivió y murió allí; el filósofo Jenófanes vivió allí sus últimos años. El introductor del baile en la música de flauta, Andrón, nació en la ciudad. La leyenda habla de los hermanos Anfínomos y Anapies que durante una erupción del volcán dejaron todas sus pertenencias para salvar a parientes y amigos.

De la época griega no quedan restos, pero sí de la romana (teatro, anfiteatro, murallas, baños y algunos edificios y sepulcros), además de un acueducto en las cercanías destruido por una erupción.

Fuentes:

Ilaria Di Pietra, Catania. Viaggi e viaggiatori nella città del vulcano, Giuseppe Maimone Editore, Catania 2007.

Antonino Recupero, Catania. Città del mediterraneo, (Fotografia di Alfio Garozzo. Prefazione di Andrea Camilleri), Giuseppe Maimone Editore, Catania 2007 

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